La muerte de uno de los padres es uno de los eventos más complicados que pueden ocurrir en la infancia.
Los niños que pierden a sus padres tienen mayor riesgo de sufrir depresión, ansiedad, estrés postraumático, problemas de autoestima y complicaciones en la escuela.
Los niños ven a sus padres como los superhéroes que los protegen de todo, así que al morir esa figura protectora el niño se pregunta ¿y ahora qué sigue? todo se vuelve incierto.